jueves, 28 de noviembre de 2013

Sobre lo decepcionados que estamos los jóvenes con respecto a nuestros mayores

Cuando un adolescente clase media-baja que adolece en los principios del siglo XXI, osea nosotros los jóvenes de hoy, llegando a un punto mínimo de madures mental, tiempo cercano a los 20 años con un nivel de educación medianamente buena, nos encontramos con una realidad gris y cuasi-solitaria. Las personas mayores -en su mayoría familiares- que solían acompañarnos en horas tempranas de nuestra vida, están en una constante caída libre en nuestra mente. 
Esto sucede cuando gota a gota nos vamos percatando de que sus opiniones no son tan lucidas como antes nos parecían, sus conocimientos en temas generales son mínimos, necesitan de nuestra ayuda para poder compenetrarse en las nuevas tecnologías, al hacerlo nos damos cuenta de que apenas y esforzándose saben escribir, apenas pueden entender la realidad que los rodea, y sobre todo: los huecos, puntos débiles,  fragilidad existencial, vicios e inseguridades en el hecho de vivir que una mirada fina puede delatar fácilmente en ellos.
Mas allá de los logros que hayan conseguido durante su vida, o lo mucho que se hayan esforzado educándonos, cuando en nuestra conciencia cae el típico 'mis padres no son Dios', buscamos en otros padres, tíos, abuelos, amigos, alguien, que nos marque el camino. Los seres mas mediocres suelen encontrarlo en el cristianismo, otros en el mundo de la televisión o un ídolo musical, o una pareja que nos domine y desborde en seguridades, pero todos en ese momento en que comenzamos a abrir los ojos buscamos lo mismo: algo así como a Dios; algo así como lo que solían ser nuestros padres; mejor dicho: algo así como lo que creíamos solían ser nuestros padres.
Los que no noten esto seguirán el mismo camino de sus progenitores, los mas débiles o menos ambiciosos se quedaran con los ídolos antes mencionados. Pero los que sobrepasen a la gran mayoría no se conformarán con eso: solo los mejores, únicamente los mas dotados, buscarán por cuenta propia.

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